Dip. Armando Reyes Ledesma y su solidaria familia, el fin de semana pasado |
Por: Daniel León Rivera
www.leondanielriverainforma.com
Los
ataques al Dip. Armando Reyes parecen ser parte de una
estrategia para afectar su imagen o para someterlo al pago de dinero a falsos
periodistas conocidos como chayoteros.
En
el ejercicio de la política quienes asumen una responsabilidad de cualquier
nivel están por lo general más expuestos que otras personas al escrutinio de
sus actos públicos y privados.
Ellos
se transforman en sujetos no solo a la medición de sus acciones en materia
política o de las responsabilidades llevadas a cabo como servidores públicos,
sino que de buena o mala fe, algunos comunicadores, al servicio de otros
políticos actúan por consigna y se especializan en conocer el pasado familiar y
la vida privada y personal de las personas públicas.
Este
tipo de hechos generalmente terminan siendo “justificados” bajo el argumento
del pleno respeto al ejercicio periodístico y a la libertad de expresión de las
personas. Y hago estos comentarios porque hace poco vi un “artículo”
periodístico en donde sin seriedad alguna se afecta el honor, la dignidad y a
la familia de dos políticos de la izquierda bajacaliforniana: Armando
Reyes y Claudia Agatón ambos del Partido del Trabajo.
Cuando
trate de conocer la opinión del Diputado Armando Reyes sobre
esa nota, lo único que dijo fue que eso que se publicó es falso, que en caso
contrario acudieran a denunciarlo formalmente.
Y
fue más allá al señalar que: “Mira en los inicios de mi actividad política
leí una frase de Volataire que decía: No estoy de acuerdo con lo que
dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo. Y creo que eso es lo que debemos
hacer. En este caso me parece que se
excedieron porque en esas publicaciones sin sustento que se difundieron en
medios escritos, electrónicos y en las redes sociales, se me acusa falsamente
de uso indebido de recursos públicos y de supuesto conflictos familiares
inexistentes. Pero no los demandare ni actuare legalmente contra ellos. Y no lo
haré, porque esos escritos y publicaciones no tienen sustento, son perversiones
que pueden catalogarse como injurias y difamaciones. Pero yo sé que al final
del día, las mentiras pasan y las injurias pierden su efecto venenoso cuando se
cuenta con el apoyo de la familia. Y en mi caso mi esposa, mis hijas, mi madre,
hermana y hermanos son solidarios y están conmigo. Porque el amor y el respeto
nos une y no nos van a dañar con mentira e intrigas”.
Esa
fue una respuesta que me puso a pensar en la responsabilidad que tenemos
quienes nos dedicamos al periodismo o que sin ser de un medio convencional
usamos la redes sociales para opinar o informar.
Porque
considero que el periodismo que si vale la pena es el que se basa en la
objetividad y en la veracidad, aquel que para señalar a un mal funcionario no
ocupa de insultos y adjetivos que pretenden lastimar o menoscabar a una persona
por su origen de clase o por su pertenencia a determinado partido político de
izquierda o de derecha.
Por
eso ojalá que un día en los medios de comunicación y entre los periodistas y
usuarios de redes sociales se entendiera y se respetara el Código Internacional
de Ética Periodística de la UNESCO, particularmente lo que establece en su
punto 6, sobre el respeto de la vida privada y de la dignidad del hombre, que a
la letra dice:
El respeto del
derecho de las personas a la vida privada y a la dignidad humana, en
conformidad con las disposiciones del derecho internacional y nacional que
conciernen a la protección de los derechos y a la reputación del otro, así como
las leyes sobre la difamación, la calumnia, la injuria y la insinuación
maliciosa, hacen parte integrante de las normas profesionales del periodista.
Creo
que si los periodistas y los columnistas de los distintos medios elevamos el
nivel de nuestras críticas y opiniones ayudaremos más que usando insultos e
información de hechos distorsionados o inexistentes que solo sirven como parte
de la estrategia de las guerras sucias.
En
mi caso personal creo un deber ofrecer otra versión sobre Armando
Reyes porque recuerdo que en sus orígenes en la política cuando para
sobrevivir elaboraba y vendía dulces, de los llamados jamoncillos, con lo que
sacó delante las necesidades básicas de su esposa e hijas y ayudo a su madre y
hermanos.
Me
consta de su lucha por los más necesitados en la Ensenada de finales los
90's, tiempo en que se enfrentó por igual a los gobiernos del PRI,
de Daniel Quintero Peña y del PAN de Jorge
Catalán Sosa.
En
esos días -al igual que hoy- se dedicaba a defender y organizar a colonos, amas
de casa, vendedores ambulantes y personas e la tercera edad. En esos tiempos se
le etiquetaba como agitador, oportunista y de forma despectiva algunos
periodistas y medios de comunicación lo señalaban como: “el dulcero”.
Posteriormente
como regidor en dos ocasiones, se le catalogó como “negociador” cuando convenía
con el gobierno municipal en las acciones que él en su momento consideró
pertinentes y viables.
Y
también fue adjetivado como chantajeador cuando de forma paralela a su
responsabilidad en cabildo, acompañó a personas en sus manifestaciones en las
que pedían ser tomados en cuenta para acceder a recursos públicos para obras y
servicios que urgían en sus comunidades.
Como
periodista entiendo que este tipo de ataques o de señalamientos para
descalificar a alguien y sembrar una mala percepción de un político incómodo
son prácticas comunes y hemos llegado a verlo en cierta forma como normal y
comprensible, porque los políticos se mueven en un ambiente de competencia
política y en muchas ocasiones sus actos lastiman a grupos de interés.
Porque
lo conozco a él y su familia, creo sinceramente que Armando Reyes como
ser humano ha cometido errores y desaciertos, como muchos otros. Le reconozco
también aciertos.
Pero
no puedo dejar de lado que él proviene de una cultura y de un medio social,
en donde para progresar se tiene que luchar, exigir y en donde también
les gusta festejar y compartir la alegría en la medida de lo posible.
En
síntesis proviene de ese amplio sector del pueblo mexicano. Un pueblo
trabajador sin demasiadas complicaciones y en donde lo que para ellos es
sencillez para otros son actos de nacos y populistas.
Lo
que también llama la atención es que Armando Reyes como
diputado recibe un salario, dietas y apoyos para gestión social al igual que
otros legisladores. Pero su forma de ejercerlo es haciendo actos en donde pueda
ayudar con ese recurso de origen público a una mayor cantidad de personas.
Otras
y otros diputados ejercen esos recursos en apoyos a menos personas o
agrupaciones y están en su derecho a hacerlo. Pero curiosamente a ellos no se
les critica a pesar de que benefician a menos personas.
Eso
pareciera ser que o les molesta que Armando Reyes como
diputado ayuda a la gente o que les incomoda a otros que teniendo la misma
oportunidad de ayudar se guardan para otros fines ese dinero.
En
otra ocasión abordare la opinión de la otra afectada: La Ex Diputada Claudia
Agatón.
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