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miércoles, 18 de junio de 2014

SI LOS PERROS LADRAN SANCHO… ! SERIA SEÑAL DE QUE SE AVANZA !!

Dip. Armando Reyes Ledesma y su solidaria familia, el fin de semana pasado
Por: Daniel León Rivera
www.leondanielriverainforma.com
Los ataques al Dip. Armando Reyes parecen ser parte de una estrategia para afectar su imagen o para someterlo al pago de dinero a falsos periodistas conocidos como chayoteros.
En el ejercicio de la política quienes asumen una responsabilidad de cualquier nivel están por lo general más expuestos que otras personas al escrutinio de sus actos públicos y privados.
Ellos se transforman en sujetos no solo a la medición de sus acciones en materia política o de las responsabilidades llevadas a cabo como servidores públicos, sino que de buena o mala fe, algunos comunicadores, al servicio de otros políticos actúan por consigna y se especializan en conocer el pasado familiar y la vida privada y personal de las personas públicas.
Este tipo de hechos generalmente terminan siendo “justificados” bajo el argumento del pleno respeto al ejercicio periodístico y a la libertad de expresión de las personas. Y hago estos comentarios porque hace poco vi un “artículo” periodístico en donde sin seriedad alguna se afecta el honor, la dignidad y a la familia de dos políticos de la izquierda bajacaliforniana: Armando Reyes Claudia Agatón ambos del Partido del Trabajo.
Cuando trate de conocer la opinión del Diputado Armando Reyes sobre esa nota, lo único que dijo fue que eso que se publicó es falso, que en caso contrario acudieran a denunciarlo formalmente. 
Y fue más allá al señalar que: “Mira en los inicios de mi actividad política leí una frase de Volataire que decía: No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé con mi vida tu derecho a expresarlo. Y creo que eso es lo que debemos hacer. En este caso me parece que se excedieron porque en esas publicaciones sin sustento que se difundieron en medios escritos, electrónicos y en las redes sociales, se me acusa falsamente de uso indebido de recursos públicos y de supuesto conflictos familiares inexistentes. Pero no los demandare ni actuare legalmente contra ellos. Y no lo haré, porque esos escritos y publicaciones no tienen sustento, son perversiones que pueden catalogarse como injurias y difamaciones. Pero yo sé que al final del día, las mentiras pasan y las injurias pierden su efecto venenoso cuando se cuenta con el apoyo de la familia. Y en mi caso mi esposa, mis hijas, mi madre, hermana y hermanos son solidarios y están conmigo. Porque el amor y el respeto nos une y no nos van a dañar con mentira e intrigas”.
Esa fue una respuesta que me puso a pensar en la responsabilidad que tenemos quienes nos dedicamos al periodismo o que sin ser de un medio convencional usamos la redes sociales para opinar o informar. 
Porque considero que el periodismo que si vale la pena es el que se basa en la objetividad y en la veracidad, aquel que para señalar a un mal funcionario no ocupa de insultos y adjetivos que pretenden lastimar o menoscabar a una persona por su origen de clase o por su pertenencia a determinado partido político de izquierda o de derecha.
Por eso ojalá que un día en los medios de comunicación y entre los periodistas y usuarios de redes sociales se entendiera y se respetara el Código Internacional de Ética Periodística de la UNESCO, particularmente lo que establece en su punto 6, sobre el respeto de la vida privada y de la dignidad del hombre, que a la letra dice:
El respeto del derecho de las personas a la vida privada y a la dignidad humana, en conformidad con las disposiciones del derecho internacional y nacional que conciernen a la protección de los derechos y a la reputación del otro, así como las leyes sobre la difamación, la calumnia, la injuria y la insinuación maliciosa, hacen parte integrante de las normas profesionales del periodista.
Creo que si los periodistas y los columnistas de los distintos medios elevamos el nivel de nuestras críticas y opiniones ayudaremos más que usando insultos e información de hechos distorsionados o inexistentes que solo sirven como parte de la estrategia de las guerras sucias.
En mi caso personal creo un deber ofrecer otra versión sobre Armando Reyes porque recuerdo que en sus orígenes en la política cuando para sobrevivir elaboraba y vendía dulces, de los llamados jamoncillos, con lo que sacó delante las necesidades básicas de su esposa e hijas y ayudo a su madre y hermanos. 
Me consta de su lucha por los  más necesitados en la Ensenada de finales los 90's, tiempo en que se enfrentó por igual a los gobiernos del PRI, de Daniel Quintero Peña y del PAN de Jorge Catalán Sosa.
En esos días -al igual que hoy- se dedicaba a defender y organizar a colonos, amas de casa, vendedores ambulantes y personas e la tercera edad. En esos tiempos se le etiquetaba como agitador, oportunista y de forma despectiva algunos periodistas y medios de comunicación lo señalaban como: “el dulcero”.
Posteriormente como regidor en dos ocasiones, se le catalogó como “negociador” cuando convenía con el gobierno municipal en las acciones que él en su momento consideró pertinentes y viables. 
Y también fue adjetivado como chantajeador cuando de forma paralela a su responsabilidad en cabildo, acompañó a personas en sus manifestaciones en las que pedían ser tomados en cuenta para acceder a recursos públicos para obras y servicios que urgían en sus comunidades.
Como periodista entiendo que este tipo de ataques o de señalamientos para descalificar a alguien y sembrar una mala percepción de un político incómodo son prácticas comunes y hemos llegado a verlo en cierta forma como normal y comprensible, porque los políticos se mueven en un ambiente de competencia política y en muchas ocasiones sus actos lastiman a grupos de interés.
Porque lo conozco a él y su familia, creo sinceramente que Armando Reyes como ser humano ha cometido errores y desaciertos, como muchos otros. Le reconozco también aciertos.
Pero no puedo dejar de lado que él proviene de una cultura y de un medio social,  en donde para progresar se tiene que luchar, exigir y en donde también les gusta festejar y compartir la alegría en la medida de lo posible. 
En síntesis proviene de ese amplio sector del pueblo mexicano. Un pueblo trabajador sin demasiadas complicaciones y en donde lo que para ellos es sencillez para otros son actos de nacos y populistas.
Lo que también llama la atención es que Armando Reyes como diputado recibe un salario, dietas y apoyos para gestión social al igual que otros legisladores. Pero su forma de ejercerlo es haciendo actos en donde pueda ayudar con ese recurso de origen público a una mayor cantidad de personas.
Otras y otros diputados ejercen esos recursos en apoyos a menos personas o agrupaciones y están en su derecho a hacerlo. Pero curiosamente a ellos no se les critica a pesar de que benefician a menos personas.
Eso pareciera ser que o les molesta que Armando Reyes como diputado ayuda a la gente o que les incomoda a otros que teniendo la misma oportunidad de ayudar se guardan para otros fines ese dinero.
En otra ocasión abordare la opinión de la otra afectada: La Ex Diputada Claudia Agatón.

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