Seguridad Electrónica

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martes, 24 de junio de 2014

TERTULIA POLÍTICA


"Bernardo"

Por: Pedro MARTÍNEZ SERRANO
El secretario del ayuntamiento de Tijuana, Bernardo Padilla Muñoz, no se harta, nada lo llena, a todas va. En todo y por todo se mete, con un solo propósito: extorsionar lo mismo a modestos comerciantes semifijos, que a lenones y tratantes de blancas, que operan a sus anchas en la Zona Norte de Tijuana.
Pero no sólo a los anteriores, Padilla Muñoz colecta también decenas de miles de dólares, por la lucrativa extorsión que mantiene en el sector de los transportistas. Por eso dicen que si su padre. Praxedis Padilla fue un raterazo, Bernardito lo superó y mucho.
El problema de lo que pasa en Tijuana, no alcanzaría los rangos de gravedad que acusa, si empresarios de varias entidades del país, no hablaran del tema como lo hacen, sobre todo en oficinas de Monterrey y la Ciudad de México. Ya se repite que el secretario del ayuntamiento, Bernardo Padilla, un empleado de quinto nivel de Jorge Hank Rhon, se ha convertido en el principal obstáculo para la llegada de inversiones a la ciudad.
Ejemplo de lo anterior es lo que ocurrió durante una reunión con el presidente municipal de Tijuana, el pusilánime y mediocre Jorge Astiazarán Orci en, cuando empresarios de Monterrey le reclamaron que su secretario, Bernardo Padilla, les pidió 50 mil dólares para clausurar a su único competidor y otros 50 mil para no molestarlos a ellos.
Mira no más el tamaño del pendejismo del norteñito de pacotilla (Bernardo Padilla), comentó un conocido que trabaja nada menos que para Olegario Vázquez Aldir, propietario de un poderoso grupo de medios de comunicación, aglutinados en el Grupo Imagen Multimedia
El torpe e ineficiente secretario de gobierno en Tijuana, me comentó el cercanísimo colaborador de Vázquez Aldir, con la complacencia del presidente municipal, Jorge Astiazarán, ha convertido la ciudad en un vulgar mercado, en un lugar donde lo único que le interesa es enriquecerse a costa de lo que sea.

Molestos, los empresarios dijeron al alcalde el nombre de su extorsionador estrella: Bernardito Padilla, el que presume que es el que manda en el ayuntamiento. Los chismes y desplantes del hijo del principal despojador de bienes raíces en Baja California, el siglo pasado, son ya bien conocidos en la Ciudad de México, en donde ya se le tiende la cama, como dicen los chilangos, para terminar con la ola de abusos y extorsión a que ha condenado a esta ciudad fronteriza.

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