MÉXICO.- (NOTIGODÍNEZ).- El portal Sinembargo difundió un revelador reportaje
titulado “EL DRAMA DE JORNALEROS EN MÉXICO: 19 ESTADOS LOS EXPLOTAN”, en el que
denuncia la esclavitud que padecen los trabajadores agrícolas mexicanos. Aunque
la situación existe desde hace décadas, apenas ha ganado visibilidad tras
desatarse el paro laboral de los jornaleros esclavizados en Valle de San
Quintín, Baja California.
Sinembargo demuestra que el
problema ha sido denunciado desde hace varios años, pero los regímenes
pri(an)istas lo han ocultado y solapado. La explotación laboral que padecen
jornaleros es cosa de todos los días en ranchos agrícolas, donde las jornadas
extensas, los pagos miserables, el trabajo infantil, las amenazas, el desdén y
el maltrato de los empleadores hacia los trabajadores y sus familias son
problemas persistentes y reiterados.
Apenas en 2013, se difundió la noticia de un “rescate” de 275 jornaleros
agrícolas en Jalisco, a quienes la empresa Bioparques de Occidente, con sede en
Sinaloa, esclavizaba por 50 y 60 pesos al día, sin ningún tipo de prestación y
los “alimentaba” sólo con arroz y frijoles. No les proveía ningún tipo de
vivienda y los trabajadores dormían en el piso, según consignó entonces la
prensa.
En octubre de 2012, el presidente de la Unión Nacional de Organizaciones
Regionales Campesinas Autónomas en Chiapas, Olegario Carrillo Meza, había
estado denunciando que en las fincas cafetaleras de ese estado los indígenas
mexicanos y migrantes guatemaltecos eran explotados laboralmente como
jornaleros, en condiciones brutales de abuso y discriminación. Por si fuera
poco, los terratenientes despojaban a los migrantes de sus documentos de
identidad para poder someterlos y obligarlos a trabajar en las condiciones que
al patrón le daba la gana.
El propio Sinembargo reportó
ese mismo año un caso de esclavización en los viñedos de Hermosillo, Sonora,
donde los jornaleros que cosechaban la uva eran explotados en jornadas
interminables, con paga de 1 peso y 50 centavos por cubeta de 20 kilos del
fruto. La tarifa, según los jornaleros, era la misma desde hacía décadas. Como
en la mayoría de los casos, niños eran explotados en las mismas condiciones que
los adultos.
En julio del año pasado, 42 jornaleras y jornaleros agrícolas,
originarios de comunidades indígenas de Guerrero, fueron “rescatados” tras
volcar la camioneta que los trasladaba del rancho “El Ebanito”, en Villa de
Guadalupe, San Luis Potosí, al sitio donde los trabajadores rentaban unos
cuartos lamentables para vivir durante el tiempo que duraría la cosecha y, por
lo tanto, su empleo en el rancho.
Su trabajo en el rancho consistía en cortar a mano limpia chile serrano
hasta llenar cubetas de 20 litros. Los empresarios nunca proporcionaron a los
jornaleros equipo de trabajo como guantes, cubrebocas o calzado especial.
Aunque la jornada habitual era de entre 10 y 14 horas, ésta podía extenderse si
no lograban llenar la cantidad de arpillas que se les indicaba, o si eran
trasladados a otro rancho. El pago por cada arpilla trabajada era de 20 pesos.
El caso más reciente ocurrió apenas el pasado 14 de marzo –dos días
antes de que la STPS “rescatara” a los 200 jornaleros en Baja California– en
Villa Unión, en el municipio de Escuinapa, Sinaloa. Asimismo, los indígenas
“rescatados” eran esclavizados por una empresa familiar de Vicente Fox. La propia
STPS dio a conocer el dato y luego se retractó horas más tarde.
De acuerdo con Sinembargo, la problemática de esclavización de los
jornaleros agrícolas existe en por lo menos 19 estados del país: Baja
California, Baja California Sur, Chihuahua, Chiapas, Guanajuato, Zacatecas,
Sinaloa, Sonora, Jalisco, Nayarit, Colima, San Luis Potosí, Querétaro,
Veracruz, Morelos, Hidalgo, Michoacán, Puebla y Estado de México, de acuerdo
con la Red de Jornaleros Internos, que agrupa a siete organizaciones civiles
que trabajan con jornaleros agrícolas y poblaciones indígenas migrantes.
Los empresarios abusivos, protegidos por los “gobiernos” títere que
ellos mismos impusieron, seguirán esclavizando a nuestros compatriotas por los
siglos de los siglos, mientras el pueblo no cobre verdadera conciencia del
problema y se rebele para darle solución. Es increíble que en pleno siglo XXI exista la esclavitud en
nuestro país, pero más increíble e indignante es que el pueblo lo permita,
postergando sumisamente la necesaria reacción. ¿HASTA CUÁNDO?
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