Seguridad Electrónica

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viernes, 5 de junio de 2015

¿QUÉ HACER CON NUESTRO VOTO ESTE DOMINGO?

Tenemos tres opciones: Despreciarlo por la vía de la abstención; echarlo a perder por la vía de la anulación o usarlo votando por uno de los candidatos.
Las cifras demuestran que la abstención ha sido la más popular de las opciones. En años recientes ha crecido. En ciertos casos rebasando el 70%. Los argumentos para no votar van desde el "¿de qué sirve? No creo en ellos. No me gusta ninguno" pasando por el desánimo o el desinterés por la cosa pública hasta el "que se vayan al carajo!", (y demás sinónimos). Sin embargo la realidad demuestra que el abstencionismo no construye una mejor democracia o una mejor comunidad. El no votar no cambia en nada las malas prácticas de los partidos. Sí así fuera estaríamos en la gloria. Entre más abstención, más se abre la brecha entre los ciudadanos y la política. Con esto los que ganan son los malos políticos que han sabido sacar jugoso provecho de esa lejanía con los ciudadanos que son los que salen perdiendo.
Otra opción es la del "voto protesta" que consiste en ir a votar pero con el propósito de conscientemente anular el sufragio colocando una leyenda en la boleta electoral para dejar manifiesto el rechazo a todas las opciones de candidatos. Esto con la esperanza que sean tantos los votos anulados por esta vía que despierten una reacción tal de los partidos y del sistema político para corregir el rumbo o mejorar las cosas. Entiendo las motivaciones de esta vía sin embargo conceptualmente la considero contradictoria. No se puede construir desde la nulidad. La nulidad significa la inexistencia de algo. Se construye o se protesta con "algo" no con "nada". Si los partidos no hacen mucho cuando 70% del electorado los desprecia vía la abstención; ¿qué reacción podemos esperar de ellos por el hecho de que 10% de los votos sean nulos? El poder se transforma con herramientas concretas no con el vacío de la nulidad.
 Otra alternativa es la de votar. Hacerlo no garantiza, por si mismo, que el sistema político mejore pero el acto de no votar sí garantiza que empeore. El voto es como el trabajo, hay que practicarlo seguido y a pesar de ello es posible que no nos de los frutos que quisiéramos pero si dejamos de trabajar garantizamos no cosechar fruto alguno.
Muchos piensan que con solo votar las cosas mejoran como por arte de magia. Dicen: "He votado toda mi vida y ¿ve cómo estamos?" De ahí una razón del desánimo con este ejercicio. La realidad es que no debemos esperar del voto cosas que no puede dar. No es una medicina cura todo. El voto no sirve de mucho si no viene acompañado de ciudadanía, civismo, participación y colaboración.
El voto es una herramienta, no la única, para que funcione el sistema de partidos y con ello la democracia pues la segunda no puede existir sin la primera.
Ninguna opción es perfecta pero el acto de votar y hacerlo por la opción más rescatable, es sin duda la mejor y más constructiva de todas.

A partir de saber quiénes serán nuestros diputados es que debemos ponerles marcaje para proponerles y exigirles que cumplan como deben.

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