Tenemos tres
opciones: Despreciarlo por la vía de la abstención; echarlo a perder por la vía
de la anulación o usarlo votando por uno de los candidatos.
Las cifras
demuestran que la abstención ha sido la más popular de las opciones. En años
recientes ha crecido. En ciertos casos rebasando el 70%. Los argumentos para no
votar van desde el "¿de qué sirve? No creo en ellos. No me gusta
ninguno" pasando por el desánimo o el desinterés por la cosa pública hasta
el "que se vayan al carajo!", (y demás sinónimos). Sin embargo
la realidad demuestra que el abstencionismo no construye una mejor democracia o
una mejor comunidad. El no votar no cambia en nada las malas prácticas de los
partidos. Sí así fuera estaríamos en la gloria. Entre más abstención, más
se abre la brecha entre los ciudadanos y la política. Con esto los que ganan
son los malos políticos que han sabido sacar jugoso provecho de esa lejanía con
los ciudadanos que son los que salen perdiendo.
Otra opción es la
del "voto protesta" que consiste en ir a votar pero con el propósito
de conscientemente anular el sufragio colocando una leyenda en la boleta
electoral para dejar manifiesto el rechazo a todas las opciones de candidatos.
Esto con la esperanza que sean tantos los votos anulados por esta vía que despierten
una reacción tal de los partidos y del sistema político para corregir el rumbo
o mejorar las cosas. Entiendo las motivaciones de esta vía sin embargo
conceptualmente la considero contradictoria. No se puede construir desde
la nulidad. La nulidad significa la inexistencia de algo. Se construye o se
protesta con "algo" no con "nada". Si los partidos no hacen
mucho cuando 70% del electorado los desprecia vía la abstención; ¿qué reacción
podemos esperar de ellos por el hecho de que 10% de los votos sean nulos? El
poder se transforma con herramientas concretas no con el vacío de la nulidad.
Otra
alternativa es la de votar. Hacerlo no garantiza, por si mismo, que el sistema
político mejore pero el acto de no votar sí garantiza que empeore. El voto
es como el trabajo, hay que practicarlo seguido y a pesar de ello es posible
que no nos de los frutos que quisiéramos pero si dejamos de trabajar
garantizamos no cosechar fruto alguno.
Muchos piensan que
con solo votar las cosas mejoran como por arte de magia. Dicen: "He votado
toda mi vida y ¿ve cómo estamos?" De ahí una razón del desánimo con este
ejercicio. La realidad es que no debemos esperar del voto cosas que no puede
dar. No es una medicina cura todo. El voto no sirve de mucho si no viene acompañado
de ciudadanía, civismo, participación y colaboración.
El voto es una
herramienta, no la única, para que funcione el sistema de partidos y con ello
la democracia pues la segunda no puede existir sin la primera.
Ninguna opción es
perfecta pero el acto de votar y hacerlo por la opción más rescatable, es sin
duda la mejor y más constructiva de todas.
A partir de saber
quiénes serán nuestros diputados es que debemos ponerles marcaje para
proponerles y exigirles que cumplan como deben.
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