Columna de análisis social, cultural, político y económico.
Mamotreto que expresa la limitada visión personal de su autor. No pretende ser
órgano noticioso, sólo de opinión. Escrito cum animus jocanti, lo que equivale
a decir, que es de broma, por lo que no se me deberá conceder otro crédito que
el de ser bocón. Conste.
Año III; Tomo III; Época II; Edición del 28 de enero de 2018, No. 227
Año III; Tomo III; Época II; Edición del 28 de enero de 2018, No. 227
EL INE A PRUEBA
Vamos a ver de qué color pinta el negro. Este domingo me la he pasado meditando sobre cómo reaccionará el INE; Instituto Nacional Electoral, ante un ciudadano que quiere votar, que tiene el casi pleno uso de sus facultades mentales, pero que mal puede hablar y que carece del movimiento de pies y manos y que por lo tanto, no puede firmar.
Menudo lío es este.
Así las cosas, mañana me haré llevar a las oficinas del INE en Tijuana para canjear mi vencida tarjeta de votación del viejo Instituto Federal Electoral por otra flamante del INE; ya que mi intención es llegar vivo al mes de julio y votar, confiando en que esta vez sí, demos todos el primer paso hacia un cambio de Sistema. Sí, de Sistema, porque de nada sirve pintar los vagones con vistosos colores, o cambiar la locomotora de vapor por una diesel u otra eléctrica, si no cambiamos los rieles, colocados por el Partidote hace casi ochenta años, terminaremos como Fox o Calderón, con sus gobiernos hechos una pifia, en la misma estación terminal, porque no habremos modificado la ruta, preestablecida por la misma octogenaria clase política.
Todavía, suponiendo que el INE acepte que ponga mi huella en vez de la firma, faltará ver si en la casilla de votación, permitirán que alguien coloque mis boletas en mi lugar. Será interesante en verdad.
Esa será la verdadera prueba de fuego para saber si los que tienen mis limitaciones, han perdido además, sus derechos ciudadanos.
En fin, ya mañana lo sabré y con suerte, el próximo domingo les platico. Vale.
Vamos a ver de qué color pinta el negro. Este domingo me la he pasado meditando sobre cómo reaccionará el INE; Instituto Nacional Electoral, ante un ciudadano que quiere votar, que tiene el casi pleno uso de sus facultades mentales, pero que mal puede hablar y que carece del movimiento de pies y manos y que por lo tanto, no puede firmar.
Menudo lío es este.
Así las cosas, mañana me haré llevar a las oficinas del INE en Tijuana para canjear mi vencida tarjeta de votación del viejo Instituto Federal Electoral por otra flamante del INE; ya que mi intención es llegar vivo al mes de julio y votar, confiando en que esta vez sí, demos todos el primer paso hacia un cambio de Sistema. Sí, de Sistema, porque de nada sirve pintar los vagones con vistosos colores, o cambiar la locomotora de vapor por una diesel u otra eléctrica, si no cambiamos los rieles, colocados por el Partidote hace casi ochenta años, terminaremos como Fox o Calderón, con sus gobiernos hechos una pifia, en la misma estación terminal, porque no habremos modificado la ruta, preestablecida por la misma octogenaria clase política.
Todavía, suponiendo que el INE acepte que ponga mi huella en vez de la firma, faltará ver si en la casilla de votación, permitirán que alguien coloque mis boletas en mi lugar. Será interesante en verdad.
Esa será la verdadera prueba de fuego para saber si los que tienen mis limitaciones, han perdido además, sus derechos ciudadanos.
En fin, ya mañana lo sabré y con suerte, el próximo domingo les platico. Vale.
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