Columna de análisis social, cultural, político y económico.
Mamotreto monofónico, expresión de una sola voz, la de su zafio autor. No apta para mentes obtusas o sectarias. Produce migrañas y pálpitos en mentes oficialistas. Si usted es de estos últimos, absténgase de leerme. Ahorrese el disgusto. Conste.
Viernes 2 de marzo de
2018 No. 246
QUIEN ES INCENDIARIO POR LA MAÑANA; PUEDE TERMINAR DE
BOMBERO POR LA TARDE:
Es curioso, pero esta paradoja se presenta
muy seguido, a medida que la vida transcurre y nos hacemos viejos.
Bueno. No en todos los casos.
Hablando en primera persona, fui un luchador social casi desde mi etapa estudiantil.
Con mis constantes preguntas y retobos, volví locos a mis maestros salesianos desde la Secundaria. Empeoré en la Normal y me volví un ferviente defensor de las causas más idealistas al partir a la sierra como maestro rural. Al paso de los años, me reafirmé en mis convicciones y terminé acusado por mis contemporáneos, de ser un eterno “adolescente idealista” mientras ellos se apoltronaban en sus mullidos sillones del sistema y en sus múltiples logros materiales y se mofaban de sus inicios como luchadores, atribuyéndolos a una simple estupidez o locura juvenil. Allá ellos y que lo disfruten.
En su metamorfosis, pasaron de ser combatientes del sistema corrompido, a ser comensales en el banquete, aunque fuesen migajas.
Cosas de la vida.
Por eso no me tomó por sorpresa escuchar las invectivas vertidas por el laureado escritor peruano Mario Vargas Llosa quien, en un arrebato o exabrupto, se lanzó en contra de Andrés Manuel López Obrador, alarmado al saber que puntea en las encuestas, utilizando en su contra el manido adjetivo de “populista”, como si el buscar lo que es mejor para las mayorías, fuese el mayor pecado del mundo. Cosas veredes.
Recuerdo a un Mario joven, abonando por el socialismo y lanzando vivas a Fidel y el Ché en 1958. Tiempos aquéllos.
Al pasar de los años, terminó como admirador de Reagan y de Margaret Thatcher, crisálida política. Quede pues en santa paz don Mario con su opinión. Millones de mexicanos seguirán adelante con su “locura” de corregir el rumbo desastroso del país. Aunque se equivoquen don Mario. Lo van a intentar.
Bueno. No en todos los casos.
Hablando en primera persona, fui un luchador social casi desde mi etapa estudiantil.
Con mis constantes preguntas y retobos, volví locos a mis maestros salesianos desde la Secundaria. Empeoré en la Normal y me volví un ferviente defensor de las causas más idealistas al partir a la sierra como maestro rural. Al paso de los años, me reafirmé en mis convicciones y terminé acusado por mis contemporáneos, de ser un eterno “adolescente idealista” mientras ellos se apoltronaban en sus mullidos sillones del sistema y en sus múltiples logros materiales y se mofaban de sus inicios como luchadores, atribuyéndolos a una simple estupidez o locura juvenil. Allá ellos y que lo disfruten.
En su metamorfosis, pasaron de ser combatientes del sistema corrompido, a ser comensales en el banquete, aunque fuesen migajas.
Cosas de la vida.
Por eso no me tomó por sorpresa escuchar las invectivas vertidas por el laureado escritor peruano Mario Vargas Llosa quien, en un arrebato o exabrupto, se lanzó en contra de Andrés Manuel López Obrador, alarmado al saber que puntea en las encuestas, utilizando en su contra el manido adjetivo de “populista”, como si el buscar lo que es mejor para las mayorías, fuese el mayor pecado del mundo. Cosas veredes.
Recuerdo a un Mario joven, abonando por el socialismo y lanzando vivas a Fidel y el Ché en 1958. Tiempos aquéllos.
Al pasar de los años, terminó como admirador de Reagan y de Margaret Thatcher, crisálida política. Quede pues en santa paz don Mario con su opinión. Millones de mexicanos seguirán adelante con su “locura” de corregir el rumbo desastroso del país. Aunque se equivoquen don Mario. Lo van a intentar.
OBITUARIOS:
Murió mi tocayo Rogelio Guerra.
Lo conocí en 1965, cuando empezaba su carrera, en unas pruebas -ahora les dicen castings- que nos hizo don Luis G. Basurto. Era mi intento de entrar al Teatro Grande. Opté por irme a los EE.UU., pero esa es otra historia. Descanse en paz.
También murió María Rubio, la famosa Catalina Creel, de Cuna de Lobos. RIP.
Vale.
P. D. Foto: Mario Vargas Llosa. Peruano. Premio Nobel de Literatura.
Murió mi tocayo Rogelio Guerra.
Lo conocí en 1965, cuando empezaba su carrera, en unas pruebas -ahora les dicen castings- que nos hizo don Luis G. Basurto. Era mi intento de entrar al Teatro Grande. Opté por irme a los EE.UU., pero esa es otra historia. Descanse en paz.
También murió María Rubio, la famosa Catalina Creel, de Cuna de Lobos. RIP.
Vale.
P. D. Foto: Mario Vargas Llosa. Peruano. Premio Nobel de Literatura.
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