El amante y cómplice anda prófugo.
Yesimar, de 30 años de edad, decidió no calarse más el triángulo amoroso
donde estaba inmersa; por lo que planificó con su amante, la muerte de su
pareja legal; su esposo Juan Carlos Blanco Otaiza, de 39 años.
Como ya querían vivir el uno para el otro; los amantes decidieron
ponerle punto final a la incertidumbre que estaban pasando; pero buscaron la
manera menos indicada, eliminar al tercer vértice del triángulo: Juan Carlos.
La pareja de criminales
descuartizó a la víctima
Es así que, que el miércoles 16 de mayo, Yesimar Ángel Rodríguez Mercado
junto a su amante, le asestaron varios golpes contundentes en la cabeza y
mataron al “estorbo”. En el interior de la vivienda, lugar del crimen, el dúo
criminal sin ningún asomo de piedad descuartizó a la víctima.
Ya con el cadáver vuelto trizas, los victimarios metieron los restos
humanos en un bolso negro y lo arrojaron al río La Arenosa del sector El Oasis;
riachuelo ubicado en el municipio Libertador. El propósito era despistar a los expertos contra
homicidios.
Al momento del asesinato, Yesimar Ángel no pensó en sus pequeños hijos
ni en lo bueno que su esposo fue con ella; ni mucho menos en las consecuencias
que le acarrearía quitarle la vida de la manera más cruel al hombre que veló
por ella y sus retoños.
La criminal ya tenía su plan preparado. El miércoles 16 acudió hasta la
base del Cicpc La Florida donde denunció que su esposo estaba extraviado; que
había desaparecido y no sabía nada de él.
Hubo algo en la conducta de la denunciante que no pasó desapercibida para los sabuesos
del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, que
no quedaron muy convencidos con el “cuento” de la desaparición de Blanco Otaiza.
La mujer trató de
engañar al Cicpc
Ya puesta la denuncia, la mujer regresó a casa pensando que
todo le estaba saliendo de acuerdo a lo que planeó en complicidad con su
amante. Estaban siguiendo al pie de la letra todo el libreto y no había nada
que temer. Nunca imaginó que en 16 días todo se le iba a venir abajo.
Los sabuesos de la base La Florida, con ese sexto sentido que
desarrollan en el mundo de la criminalística, iniciaron las
investigaciones acerca de la “desaparición” de Juan Carlos Blanco Otaiza. En
cada paso de las pesquisas que daban los expertos, intuían que la
denuncia hecha por Yesimar era solo una patraña; que había algo oculto, oscuro…
pero, que ellos iban a llegar al final de la tramoya.
Del hecho no se supo más hasta el martes 22 de mayo, cuando el comisario
Jefe Luis Revilla; supervisor de Delegaciones del Cuerpo de Investigaciones
Científicas, Penales y Criminalísticas Carabobo, informó del caso a través de
su cuenta Instagram luisrevillach.
Destacó que, detectives del Eje Contra Homicidios de la base La Florida
localizaron a Juan Carlos Blanco Otaiza. Estaba desmembrado dentro de un bolso negro en
el río La Arenosa; sector El Oasis, parroquia Tocuyito del municipio
Libertador.
Ya ubicados los restos humanos, la comisión de la base Cicpc La Florida
fue a la casa donde vivía Yesimar con su pareja y sus hijos. La presencia
inesperada de la policía científica
agarró desprevenida a la homicida, quien sin poder evitarlo, sintió miedo, y a
la vez, un frío que le invadía toda la espina dorsal.
Con el hallazgo del cadáver desmembrado de Juan Carlos Blanco Otaiza; lo
demás era trabajo de carpintería para los técnicos y expertos en
criminalística.
Mediante las experticias realizadas en el interior de la vivienda, los
detectives hallaron manchas hemáticas, lo más seguro, sangre humana que
pertenecía a la víctima.
Junto al amante tenían
todo calculado
También encontraron en el lugar un asa que le faltaba al bolso donde
localizaron los restos humanos. Los funcionarios del Cicpc determinaron que
debido al peso, cuando fueron a levantar el bolso, el asa se desprendió; pero
como la mujer y su amante tenían todo fríamente calculado, confiados dejaron la
evidencia en el lugar del crimen.
Todo se le vino abajo. A Yesimar Ángel Rodríguez Mercado no le quedó más
que “cantar” cuando los detectives iniciaron el interrogatorio. Confesó que
junto a su amante, planificaron y ejecutaron la muerte de su esposo. Después de
asesinarlo lo despedazaron y lo lanzaron al río dentro del bolso.
Una comunidad consternada y molesta. Yesimar no era muy estimada por
algunos vecinos que la tildaron de “arrogante”. A través de las
redes sociales Instagram y Twitter; habitantes de la comunidad
sostuvieron que “ella tiene que pagar por su crueldad. No pensó en su familia.
Matar a su esposo por otro hombre no tiene perdón”, postearon los usuarios de
las redes sociales.
Ahora, Yesimar Ángel Rodríguez Mercado, asesina de su esposo, está en
manos de la ley; mientras que su amante huye, pero el brazo de la justicia es
infinito, y más temprano que tarde; será atrapado.
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