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Columna de análisis social, cultural, político y económico.
Mamotreto insulso; lenguaraz y boquiflojo; órgano no noticioso. Voz endeble de la obnubilada opinión de su autor. No apta para mentes colonizadas. Favor de no tomarme en serio. Sale cuando se puede. Recuerden, escribo ‘cum animus jocanti’, es decir, en broma de modo que, se han de guiar por sus propias convicciones. Conste:
Miércoles 15 de agosto de 2018 No. 396
Mamotreto insulso; lenguaraz y boquiflojo; órgano no noticioso. Voz endeble de la obnubilada opinión de su autor. No apta para mentes colonizadas. Favor de no tomarme en serio. Sale cuando se puede. Recuerden, escribo ‘cum animus jocanti’, es decir, en broma de modo que, se han de guiar por sus propias convicciones. Conste:
Miércoles 15 de agosto de 2018 No. 396
1968: AGOSTO, AVISOS
OMINOSOS
El mes de agosto del año de 1968 dejó una cauda de funestos presagios.
Tenías entonces escasos 22 años, recién cumplidos.
El mes de agosto del año de 1968 dejó una cauda de funestos presagios.
Tenías entonces escasos 22 años, recién cumplidos.
Eras un joven maestro normalista deseoso de superarse. Estudiabas -como ya antes lo habías dicho- en la Especialidad de Lengua y Literatura en la insigne y bien amada Escuela Normal Superior de México. Sin tú pretenderlo, te tocó vivir el momento histórico, el despertar democrático y libertario de una generación juvenil que deseaba alejarse del oprobioso autoritarismo de la “Dictadura Perfecta” controlada por un sistema inflexible y verticalista bajo el dominio del omnipresente PRI.
Sí. Idealista, casi de inmediato abrazaste la causa justísima de cientos (después, miles) de estudiantes y maestros. Tú, junto con un centenar de voluntarios profesores-estudiantes de la ENS participaste en las primeras marchas, asombrado de la energía y empeño de los adolescentes preparatorianos y vocacionales de la UNAM y del POLI.
Así, con la grata compañía de compañero José Luis S. M., -ensenadense- pudiste atestiguar varios ataques de las fuerzas del orden (sic) del régimen, cargando contra los “brigadistas” juveniles, casi niños. La presión iba en aumento, a la vez que el Movimiento Estudiantil, el cual se fortalecía con el creciente apoyo de sus padres, maestros, periodistas progresistas y sociedad en general. Para la segunda semana de agosto, la unidad entre Técnicos y Universitarios era un hecho.
Se convocó a una Magna Manifestación para el día 13. Partiría del Casco de Santo Tomás hasta el Zócalo en la Plaza de la República. Al mismo tiempo, en las diferentes Escuelas y Facultades se debatía un tema toral en la lucha: LA HUELGA.
La gran marcha congregó a decenas de miles, fue un rotundo éxito. A las simples solicitudes iniciales, que podían haber evitado el gigantesco problema, hubo que añadirle otros puntos medulares al Pliego Petitorio: La liberación de los presos políticos, la abrogación del infamante delito de “disolución social”, indemnización a los heridos y a las familias de estudiantes muertos, la presentación de los desaparecidos, la supresión del Cuerpo de Granaderos y el cese de los jefes Mendiolea y Cereceros. A todo se negó el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. Por el contrario, la represión se recrudeció. Se preparaba la irrupción de las fuerzas armadas en el espacio universitario y politécnico. La cosa iba de mal en peor.
Vale.
P. D. El Movimiento
Etudiantil se vuelve movimiento popular. 13 de agosto 68 en el Zócalo.
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