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miércoles, 5 de septiembre de 2018

DISIENTE ARMANDO REYES DIPUTADO FEDERAL SOBRE SEXTO INFORME DE GOBIERNO PRESIDENCIAL



Sabemos que el optimismo oficialista impregna el sexto informe de gobierno y refleja la negación de una realidad que lastima a millones de mexicanos que viven en la pobreza y en donde cientos de miles de personas viven en la incertidumbre a causa del azote de la delincuencia y el crimen organizado.

Esta cámara de diputados, conforme a los establecido en el artículo 69 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ha recibido por escrito el sexto informe de gobierno por parte del presidente Enrique Peña Nieto.
Lamentablemente, este acto republicano de rendir cuentas por parte del Ejecutivo ante este Poder Legislativo en donde reside la representación popular, se ha transformado en un simple trámite, en donde no es posible que cada grupo parlamentario exprese de frente al presidente, las consideraciones y el sentir del pueblo sobre el estado que guarda la nación en los distintos ámbitos del quehacer público.
Esperemos que en los próximos informes que tendremos por parte del gobierno que encabezará el presidente electo Andrés Manuel López Obrador, podamos cambiar este formato para interactuar en la entrega y recepción del informe de gobierno con el Presidente de la República.  
Sabemos de antemano que el optimismo oficialista impregna el sexto informe de gobierno y que se refleja la negación de una realidad que lastima a millones de mexicanos que viven en la pobreza y en donde cientos de miles de personas viven en la incertidumbre a causa del azote de la delincuencia y el crimen organizado.
En este último informe del actual gobierno, pretende pintarnos una realidad que solo existe en la mente y en los escaparates de una clase dominante, que no dudó en poner en riesgo la soberanía nacional. Todo esto lo analizaremos en la glosa de este sexto informe de gobierno.
Y en donde nuevos millonarios resultaron de escandalosos actos de corrupción, tráfico de influencias y de una clase política presupuestívora que no sació nunca sus ambiciones, enriqueciéndose con el dinero público.
Estamos pues, recibiendo el último informe de un gobierno y de una clase política agonizante y por tanto, estamos próximos al fin de una etapa negra para la vida nacional.
Una etapa caracterizada por baños de sangre en las calles de nuestras ciudades a lo largo y ancho del país.
Una etapa en donde el abuso se impuso a los usos y costumbres y propiedades de las comunidades indígenas sometidas ante el interés económico de mineras extranjeras y de otras empresas nacionales y trasnacionales.
Estamos siendo testigos del ocaso de una clase política que gobernó de forma despótica para unos cuantos y que laceró y condujo a la mayoría de nuestro pueblo a la marginación, la pérdida del valor adquisitivo del salario y, por tanto, a la pobreza.
Por eso la gran mayoría decidió darle la espalada a los partidos tradicionales, por hartazgo de los abusos y la insensibilidad de la clase política dominante.
El pueblo acordó sepultar a los partidos antes mayoritarios, desde la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, después de la matanza de Tlatlaya, después del sismo de 2017 que evidenció a un gobierno insensible e incompetente. 
El pueblo decidió no votar más por esos partidos después de conocerse los casos de corrupción que iniciaron con la Casa Blanca del Presidente y los excesos de los gobernadores azules, amarillos y tricolores.
Por eso la gente votó por un cambio, por una esperanza encarnada en Andrés Manuel López Obrador y por una nueva forma de gobernar con base en la transparencia, la austeridad, la seguridad y la justicia social como ejes de todas las políticas públicas del próximo gobierno.
La gente no votó por una nueva mayoría política para continuar con la insana tradición en donde las mayorías someten e imponen su criterio sin escuchar a las minorías.
Nadie es más que nadie en este Poder Legislativo. La conciencia republicana y el espíritu constitucional nos indica que es el pueblo quien detenta el poder real y por tanto es al pueblo al que debemos representar en su amplia diversidad de intereses y opiniones.
El Partido del Trabajo como auténtica fuerza de la izquierda mexicana, va a retomar compromisos adquiridos en la campaña por la mayoría de quienes hoy ocupamos un espacio en esta Cámara y vamos a retomar también los compromisos hechos por el Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador. 
No vamos a permitir intentos por elevar el precio de la gasolina, la inflación si se eleva deberá combatirse reduciendo los impuestos que son lo que elevan artificialmente el costo de la gasolina. 
¡Se dijo no más gasolinazos y eso se tiene que respetar!
¡Se dijo que el Ejército y la Marina saldrían de las calles para regresar a sus cuarteles y eso se debe cumplir!
¡Vamos a lograr que se reconozca a los Estados de Baja California y Baja California Sur como Zona Libre y con beneficios fiscales programados para la franja fronteriza!
Y sabremos defender la soberanía de los Poderes Judicial, Ejecutivo y Legislativo.
También considero necesario señalar que en los integrantes del próximo gobierno se denota talento, pero también mucho tinte tricolor y muy poca tonalidad de izquierda. 
Eso nos llama la atención porque la gente votó por la izquierda, y en ese tenor, hemos signado un acuerdo legislativo puntual con MORENA y PES, pero nosotros como petistas no firmamos cheques en blanco a nadie, porque nosotros somos críticos y creemos que el único al que le podemos dar crédito total, es al pueblo de México.
Atentamente:
Dip. Armando Reyes Ledesma
Ciudad de México a primero de septiembre de 2018.
¡Unidad Nacional, Todo el Poder al Pueblo!

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