Por: LADELPALACIO
La
cancelación de la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad
de México (NAICM) en Texcoco ha alborotado a todo México y pareciera que esa
cancelación significa literalmente el fin de este país.
Hablan
de la pérdida de las Afores invertidas en esa construcción, Afores invertidas
sin previa consulta (por cierto), hablan de la caída del dólar y lo que más le
preocupa a la Coparmex (que solo representa al 2.3% de las empresas en México)
es que el mundo ya no va a querer invertir en México, porque damos señales de
inestabilidad, de poca seriedad y de no cumplir con nuestros compromisos (sus
compromisos, mejor dicho).
La
cuestión es que el NAICM no es la primera mega obra que se cancela en los
últimos años. Durante los sexenios de Peña Nieto y de Felipe Calderón se
decidieron 2 mega proyectos de infraestructura, con inversión extranjera, los
dos fueron cancelados por EPN. Esas decisiones y cancelaciones no fueron consultadas
con los mexicanos, y ¿qué creen? No pasó nada, no se acabó México ni se
terminaron las inversiones, ni llegó el Apocalipsis, pero lo más importante es
que no pareció importarle a la mayoría de los mexicanos.
Hablo
del tren de alta velocidad Ciudad de México-Querétaro y la Refinería
Bicentenario.
REFINERÍA
BICENTENARIO
El 18 de
marzo de 2008, en la celebración de los 70 años de la expropiación petrolera,
Felipe Calderón anunció con bombo y platillos uno de los proyectos más
ambiciosos y necesarios en este país: la construcción de una refinería con
capacidad para procesar 250 mil barriles diarios de petróleo. Esta refinería
tendría un costo de 12 mil millones de dólares y debió haber entrado en
funciones en 2015, según el proyecto original.
Hidalgo
y Guanajuato se batieron a duelo para que la refinería se construyera en su
estado. Guanajuato pagó mil millones de pesos, por cierto a través de una
empresa fantasma, para comprar a campesinos los terrenos en donde se alojaría
esa refinería.
Finalmente,
en 2009 Calderón anunció que la refinería se construiría en Hidalgo. Nadie nos
explicó cómo se decidió eso, tampoco le preguntaron a nadie dónde se debería
construir esa refinería. Tampoco sabemos qué paso con esas tierras que compró
Guanajuato.
Esa
refinería ni siquiera se canceló oficialmente durante el sexenio de Calderón.
La tuvo que cancelar EPN en 2014 y de ella solo existe una barda que a los
mexicanos nos costó 620 millones de dólares. Y al estado de Hidalgo esta
refinería que nunca se construyó le representó durante 5 años 28% de su deuda
total, con intereses mensuales de 22.8 millones de pesos. Para ese entonces lo
que se había gastado en construir esa refinería fueron 9 mil millones de pesos…
y todos bien preocupados por las multas que representa la cancelación del
aeropuerto de Texcoco.
TREN DE ALTA
VELOCIDAD
Enrique
Peña Nieto lo anunció el 1 de diciembre de 2012, justo cuando tomo posesión.
Era un tren de 210 km, con trenes a una velocidad de 300 km/hr y podía
transportar a 25 mil pasajeros diario. O sea, íbamos a poder llegar a Querétaro
en menos de una hora, si se hubiera construido ese tren, el nuevo aeropuerto
tal vez se hubiera podido construir en Querétaro.
Se
estimaba que para la construcción de ese tren se necesitaba una inversión de
unos 41 mil millones de pesos y la empresas a cargo de esa construcción eran
China Railway Construction Corporation y CSR Corporation Limited ambas de
China, GIA, Prodemex, Teya, GHP, Infraestructura Mexicana de México y Systra de
Francia. Tres empresas extranjeras y cuatro mexicanas.
Y para
no variar, como fue una constante en el gobierno de Peña, en medio de
escándalos de corrupción en 2014 EPN anunció su cancelación. No le preguntó a
nadie y nadie se preocupó por el dólar ni por la posible falta de llegada de
nueva inversión extranjera, ni que quedáramos directamente mal y como un país
poco serio antes los ojos de los gobiernos de China y Francia.
El
escándalo que hoy están armando los empresarios, el PRI y el PAN, entonces más
bien parece reflejar el pánico que tienen al ver perdidos sus intereses
personales. Porque eso de que les preocupe mucho el país, ya vimos en los dos
casos anteriores que no les importó mucho.
Eso sí,
en esas dos cancelaciones de proyectos que el país necesitaba nadie le preguntó
a los mexicanos nada. Sus construcciones y cancelaciones se decidieron por
decreto, autoritariamente.
Y los
críticos de ahora dónde estaban entonces?
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