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domingo, 25 de febrero de 2018

PÓLEMOS: ACOSO SEXUAL; Asunto Escabroso


Columna de análisis social, cultural, político y económico.
Mamotreto no noticioso. Simple, zafio. Limitado a reflejar la sola opinión de su obnubilado autor, sin mayor pretensión que divertir a su puñado de valiosos lectores. A éstos se les conmina a no hacer mucho caso a su autor, dadas las escasas células cerebrales que al mismo le restan. Conste.
Viernes 23 de febrero de 2018 No. 251

ACOSO SEXUAL: ASUNTO ESCABROSO
Hace apenas un par de días, Karla Souza, joven actriz, puso al descubierto -12 años después de ocurrida- una trama de acoso u hostigamiento sexual en su contra, por parte de un productor y director de televisión. Tardó, pero lo hizo.
Lamentablemente, no dio el nombre del perpetrador.
Tampoco lo hicieron otro pequeño número de actrices y una “standupera” -así fue descrita- que dieron la cara, valientemente, pero que al igual que la primera, se negaron a revelar los nombres de los acosadores, por temor sin duda a las represalias y a los daños que sus carreras pudieran resentir.
Me solidarizo con ellas, pero me atrevería a decir, que hasta aquí, no oí nada nuevo.
Cualquier persona, con un mínimo de sentido común, lo sabe y si no, lo intuye.
Es un asunto inmerso en la cultura.
Pero se da en diferentes formas y niveles de intensidad. Donde predomina el machismo es más obvio, más visible. A medida que se escala de nivel, se vuelve más sutil, más insidioso.
Pero eso no quiere decir que no exista. Sólo que está soterrado.
Y no se piense que no existe a la inversa.
¡Claro que sí!
Si bien en mucho menor escala. Vamos. Hasta yo, en un par de ocasiones, durante mi juventud, viví con sorpresa la experiencia.
Viene aquí la primera pregunta idiota: ¿Y por qué sucede esto?
La respuesta es multi-factorial, pero sobre todo, porque está relacionada con la fama o -mejor aún- con el PODER:
Poder económico, poder político, etc.
Recuérdese sin embargo, que existe un dejo de culpa en el que se deja pisar.
Viene a mi mente el recuerdo de mi centro de trabajo profesional, donde, quijotescamente, entré a defender a una compañera de trabajo que, en confianza, pidió mi ayuda.
Recibido por el Director, lo puse al tanto y, llamada la víctima a comparecer, nunca apareció, quedando impune el agresor, en perjuicio de varias generaciones de jóvenes empleadas.
Y esto sucede en todas partes y desde tiempo inmemorial.
Inclusive, muchos de nosotros, somos descendientes, bastardos, de reyes y señores feudales que nos engendraron por el llamado Derecho de la Prima Noctis, o de Pernada, en la Edad Media, con el cual el “señor” tenía el inobjetable “derecho” de desflorar a todas las jóvenes de sus dominios.
Esta visión de las cosas sobrevive -con otras caretas- hasta el día de hoy.
Mi propio abuelo paterno; don Antonio Amaral, hubo de pagar al hacendado en Chiautla de Tapia, Puebla, por mi abuelita Raquel para "liberarla del servicio", a principios del siglo XX en tiempos de Don Porfirio, así que ¿de qué hablábamos?
Vale.


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