Por: Arturo
Ruiz, El Super Cívico.
Antes de iniciar a
leer esta columna, le puedo sugerir que lo haga escuchando dos canciones, o una
u otra, Rabo de nube de Silvio Rodríguez, o Grítenme Piedras del Campo de Cuco
Sánchez. Igual si no quiere escuchar nada… pues no lo haga.
El poder
legislativo bajacaliforniano es discriminador e intolerante.
No lo es
porque lo diga yo, sino porque así lo demuestran sus prácticas cotidianas que
son violatorias de los derechos constitucionales y diversas leyes que ellos
juraron respetar al momento de ser investidos como representantes populares.
Es más, a
la mayoría de diputados panistas y sus aliados solo les falta poner en práctica
que al igual que en algunos restaurantes, comercios y antros, se coloque un
letrero en donde digan que los diputados se reservan el derecho de admisión al
edificio del Poder Legislativo.
Al
congreso pueden entrar las doñitas y los jóvenes adictos de casa de
rehabilitación que mueven los diputados del PAN, para que les aplaudan sus
iniciativas.
Pueden
entrar las damas y caballeros de conciencia religiosa que se desgarran sus
vestiduras… (metafóricamente, porque los cuerpos desnudos les dan náuseas y
deseo insanos… de lujuria) ante la equidad de género, los derechos de las
personas del mismo sexo a contraer matrimonio o de adoptar a un hijo. Esos,
además de los perredistas ya domesticados y los empleados del gobernador si
pueden entrar al congreso del estado.
Pero no
pueden entrar, a quienes ellos denominan chairos, morenistas, izquierdistas,
anarquistas y revoltosos. ¡Y si tienen apariencia de gente pobre… pues menos!!!
Porque esos, aparte de revoltosos son ignorantes y huelen mal…
Esto es
aberrante, porque hasta los guardias del congreso que antes eran personas
amables, prudentes y tolerantes, se han tornado ahora prepotentes, soberbios y
groseros con las personas que acuden al congreso, a buscar a sus diputados o
simplemente a escuchar las sesiones que de acuerdo a la ley deben ser sesiones
públicas.
Y es que
como es la cabeza, es el cuerpo. Si arriba quienes toman decisiones actúan mal,
generan un efecto domino en los niveles inferiores.
De tal
forma que ahora algunas secretarias, auxiliares, asesores y secretarios
técnicos se quejan de la gente, del pueblo, de los gritos y protestas.
¿Se darán
cuenta que sus salarios provienen en parte de esa gente y de muchas personas
más que están hasta el copete de burocracias excesivas y de legisladores caros
e ineficientes? No, la mayoría de ellos y ellas también están embelesados con
el poder en turno, están mareados y deslumbrados con sus puestos y salarios. No
alcanzan a dimensionar que el poder es pasajero.
Yo por eso
veo al pueblo como el viento, que puede estar casi en calma total, ser como una
suave brisa, pero que cuando sopla y se enfurece arrastra todo a su paso.
El viento
es capaz de moldear las duras rocas de las sierras, de derrumbar árboles, muros
y levantar el agua de ríos y mares.
El viento
es libre, el pueblo es libre y el viento es cambiante al igual que el pueblo.
Y hoy ante
los yerros y excesos de los gobernantes, el pueblo puede transformarse en un
tornado que después de la tormenta deje un nuevo escenario, un viento y una
tormenta que se lleve lo viejo, lo viciado, lo obsoleto.
¡Ahora
sopla el viento que moverá conciencias! Porque es tiempo de ver al pueblo como
se ve a un tornado, arrasando con las viejas estructuras.
¿Es válido
que en el congreso se permita entrar a unas personas si y a otras no? Veamos:
Jurídicamente, la reserva al derecho de admisión se encuentra prohibida por
normas nacionales e internacionales que buscan la protección de las personas,
estableciendo normas y sanciones a quienes cometan actos que menoscaben o
limiten los derechos u oportunidades de la gente, ya que ésto, viola derechos
fundamentales como el de igualdad y el de no discriminación.
Sobre este
tema la investigadora mexicana Guadalupe Itzi-Guari Hurtado Bañuelos escribió
en 2015 un artículo denominado “La reserva al derecho de admisión, una práctica
discriminatoria en México” en el cual refiere:
(Es
indudable que el derecho de igualdad y el de no discriminación, en cualquiera
de sus formas, son principios básicos dentro de nuestro ordenamiento jurídico,
y por lo tanto, por imperativo constitucional, deberán ser respetados no sólo
por las autoridades sino también por todos las personas que se encuentran
dentro de la jurisdicción de las leyes mexicanas)
¿Y qué
dice la ley al respecto? Pues resulta que en la ley federal para prevenir y
eliminar la discriminación, se define como DISCRIMINACIÓN a toda distinción,
exclusión, restricción o preferencia que, por acción u omisión, con intención o
sin ella, no sea objetiva, racional ni proporcional y tenga por objeto o
resultado obstaculizar, restringir, impedir, menoscabar o anular el
reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos humanos y libertades, cuando
se base en uno o más de los siguientes motivos: el origen étnico o nacional, el
color de piel, la cultura, el sexo, el género, la edad, las discapacidades, LA
CONDICIÓN SOCIAL, ECONÓMICA, DE SALUD O JURÍDICA, la religión, la apariencia
física, las características genéticas, la situación migratoria, el embarazo, la
lengua, LAS OPINIONES, las preferencias sexuales, LA IDENTIDAD O FILIACIÓN
POLÍTICA, el estado civil, la situación familiar, las responsabilidades
familiares, el idioma, LOS ANTECEDENTES PENALES O CUALQUIER OTRO MOTIVO;
En este
mismo sentido, el Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos
en sesión del 20 de mayo del 2003, reiteró que: (“ Los Estados tienen la
obligación de respetar y hacer respetar el acceso a la información pública a
todas las personas y promover la adopción de disposiciones legislativas o de
otro carácter que fueren necesarias para asegurar su reconocimiento y
aplicación efectiva” y que “el acceso a la información pública es un requisito
indispensable para el funcionamiento mismo de la democracia, una mayor
transparencia y una buena gestión pública, y que en un sistema democrático
representativo y participativo, la ciudadanía ejerce sus derechos
constitucionales de participación política, votación, educación y asociación,
entre otros, a través de una amplia libertad de expresión y de un libre acceso
a la información”.)
Pero, ¿les
importara, a la mayoría de legisladores bajacalifornianos el saber que violan
leyes nacionales y acuerdos internacionales?
No, no les
importa, es mas muchos de ellos son felices en su ignorancia y solo se
regocijan en su faceta de virreyes o de duquesas temporales. Se sienten soñados
e intocables.
Por eso me
dan pena, se sienten poderosos cuando son en realidad un tigre de papel,
incapaces de asumir su rol histórico y legal de ser un contrapeso del poder
ejecutivo y una verdadera representación del pueblo como poder soberano
Pero no,
ellos y ellas en su mayoría son espíritus muy menores, por eso son capaces de
despreciar a quienes piensan distinto a ellos y de impedir derechos políticos,
civiles y humanos de personas y ciudadanos.
Por eso
pervierten al congreso y solo dejan entrar a sus grupos recomendados y a sus
invitados.
Ellos y
ellas, se crearon una pecera completa, quitaron el muro transparente en la sala
de sesiones, pero en términos reales, amurallaron el edifico del poder
legislativo desde afuera.
Están en
su pecera, pero no son libres, la sociedad los observa y en su momento les
cobrara la factura… ¿O no?
PD1. En un
Estado de derecho, debe imperar la igualdad y en este sentido, la
discriminación implica una agresión de los poderosos a los débiles, de las
mayorías a las minorías. Y eso es un problema que afecta a una sociedad que
pretende ser democrática y tolerante.
PD2. Dice Silvio Rodríguez: Si me dijeran pide un deseo, Preferiría un rabo de nube, Un torbellino en el suelo. Y una gran ira que sube. Un barredor de tristezas, Un aguacero en venganza, Que cuando escampe, parezca… Nuestra esperanza.
PD3. Dijo Cuco Sánchez: Soy como el viento que corre, alrededor de este mundo; anda entre muchos placeres, anda entre muchos placeres, pero no es suyo ninguno.
PD2. Dice Silvio Rodríguez: Si me dijeran pide un deseo, Preferiría un rabo de nube, Un torbellino en el suelo. Y una gran ira que sube. Un barredor de tristezas, Un aguacero en venganza, Que cuando escampe, parezca… Nuestra esperanza.
PD3. Dijo Cuco Sánchez: Soy como el viento que corre, alrededor de este mundo; anda entre muchos placeres, anda entre muchos placeres, pero no es suyo ninguno.
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