Seguridad Electrónica

Seguridad Electrónica
Su seguridad para nosotros es cosa seria

martes, 29 de mayo de 2018

PÓLEMOS: De Rosas Magallón y Gómez Morín ¿Así o más mezcla, maestro?



Columna de análisis social, cultural, político y económico.
Mamotreto insulso; lenguaraz y boquiflojo; órgano no noticioso. Voz endeble de la obnubilada opinión de su autor. No apta para mentes limitadas. Favor de no tomarme en serio. Sale cuando buenamente se puede. Recuerden, escribo ‘cum animus jocanti’, es decir, en broma, de modo que, se han de guiar por sus propias convicciones. Conste.
Martes 29 de mayo de 2018 No. 325

CONTINUACIÓN DE UNA CRÓNICA FRUSTRANTE
En el número anterior vertí mi particular opinión respecto del origen del amasiato evidente para mí, entre las cúpulas tricolores y albicelestes hasta el advenimiento del Salinismo. Pero este cuento apenas comienza. Nos esperan más sorpresas, que a Gómez Morín, o a Salvador Rosas Magallón, mi vecino hasta la década de los setenta en la colonia Juárez de Tijuana, los hubieran acongojado de vergüenza.

Una vez entronizado e impuesto Carlos Salinas de Gortari, los mandones dentro del PAN no tardaron en abandonar a Clouthier, al que dejaron protestando como un simple boquiflojo desquiciado. Ellos, los capitostes azules, aprovechando la oportunidad que se abría ante sus ojos, no vacilaron en ofrecerse al presunto impostor presidencial para “reconocer” su manchado y cuestionado triunfo.

Lo que siguió nos brinda evidencias de lo acordado, mal pensados como solemos ser, cuando el recién “electo” rompió la doctrina liberal laicista del presidente Juárez reconociendo a la Iglesia Católica como entidad y restableciendo las relaciones formales con el Estado Vaticano, el que estuvo oficialmente representado en la ceremonia de instalación del nuevo gobierno.
¿Así o más mezcla, maestro?

Para nadie es un secreto que el blanquiazul fue, o sigue siendo, el partido de los amores del estamento clerical, pero si aún nos faltaba ver otros frutos de la concertación de esos intereses, añadamos que, en el primer intento de Vicente Fox por alcanzar la gubernaturas de Guanajuato, le dieron el triunfo oficial al PRI, solo para hacer que su recién electo candidato renunciara y en una maniobra parecida a la fórmula aplicada en Tijuana en el 68, nombrar un gobernador provisional -adivinó- del PAN. Al buen entendedor…

Y no paró allí. Pronto se anunciaría lo hasta entonces inaudito. En Baja California ganaría el PAN con el ensenadense Ernesto Ruffo, primer gobernador constitucional de un estado hasta entonces tricolor, con lo que ganó un lugar en la historia de México. Un panista en el selecto y exclusivo club de gobernadores priistas. Fue como el frijol en un plato de morisqueta.

A partir de allí, todo cambió, por arte de magia para el hasta entonces subajado PAN. Las “concertacesiones” incluirían el reconocer, ahora sí, el triunfo de Fox en su segundo intento para alzarse con la gubernatura de Guanajuato y algunas otras torpes elucubraciones mías indignas de credibilidad. Mañana continuaremos con este cuento fantástico.
Vale.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario