La nota del Financiero dice así: "Un estudio de
Nielsen de 6 días muestra que el programa con más raiting fue 'La Rosa de
Guadalupe’."
Agrega: " ‘La Rosa de Guadalupe’, que sale por
Las Estrellas, con una audiencia promedio de 2 millones 978 mil
espectadores..."
La nota termina enumerando los 9 programas más visto
en la televisión, después de La Rosa de Guadalupe, de los cuales sólo uno
pertenece a Tv Azteca. Desde luego, ninguno supera la audiencia del primer lugar.
Un desastre tamaño Televisa
Según INEGI en México hay 32.9 millones de telehogares
con una población estimada de 122.3 millones de habitantes (Encuesta Nacional
de Hogares 2016). En ese universo, los seguidores de La Rosa de Guadalupe se
diluye en casi nada.
Hagamos la comparación con el universo de mexicanos
que tuvieron el derecho de votar en las pasadas elecciones del 1 de julio,
aproximadamente 89 millones, mayores de 18 años. De ese universo, sólo el 3.3%
sería seguidor del programa de televisión más visto. Eso apenas representaría
la votación que obtuvo Jaime Rodríguez Calderón, "El Bronco"
(2,961,732).
Eso en cuestión de numeralia.
Si analizamos el contenido del programa, la situación
se agrava. ¿Quién ve a La Rosa de Guadalupe? Un programa con un bajísimo nivel
de cultura, con diálogos básicos e historias altamente predecibles, que no
requieren de análisis o concentración mental. ¿Qué segmento de la sociedad
cubre ese nivel cognitivo? ¿El de mayores ingresos? ¿El de mejores niveles
académicos? ¿El de alto consumo?
La parodia que armaron con Verónica Castro, Cecilia
Suárez y Aislinn Derbez al subrayar que "La casa de las flores" no es
"La Rosa de Guadalupe" es bullying puro. Desde luego que hay un
océano entre una producción y otra. De hecho, hay una galaxia entre el
streaming de Netflix o HBO y la televisión mexicana, ya Televisa, Tv Azteca o
Imagen.
La televisión mexicana naufraga en su propia
mediocridad. Las cadenas de televisión más importantes del mundo tienen rato
que han encendido focos rojos ante la embestida de las nuevas tendencias de
consumo audiovisual. En México siguen con las mismas fórmulas.
A eso hay que sumar que se acabó la mina de oro de la
propaganda oficial. Su principal fuente de ingresos.
No hay innovación. No hay respeto por la teleaudiencia
que ya probó otras formas de televisión y no está dispuesta a bajarse de esa
nave. No hay intención de mejorar.
La televisión mexicana se pudre y, con ello, su basura
televisiva... no está entendiendo los tiempos actuales... que hagan lo que
quieran y que lo soporten estómagos de alto rendimiento...
Don Diego de la Vega.
Z...
Fuentes:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario